domingo, 10 de febrero de 2013

Hyperborea - Pequeño Atila


Comenzaba el verano ya hace un año y tan tranquilo andaba yo
cuando llegamos riendo a un verde prado con rara gente que comenzó a gritar.

Nos sentamos tranquilos y frente a mi sólo la hierba crecía allí.
Disfrutábamos alegres de verdad cuando llegó la oscuridad.

Mil estrellas brillaban en el cielo, verdes árboles crecían allí.
Dulces cantos antiguos sonaban. El Pequeño Atila nos hablaba.

Nos hablaba de aquellos prados que en la batalla brillaban por el sol.
Y los guerreros a caballo entonaban las canciones del antiguo dios.

Nos alzamos tranquilos y frente a mí el combate se iba a iniciar.
Avanzaron los malvados seguros ya de quitarnos la libertad.

Y el brazo del Pequeño Atila contra el cielo estrellado se elevó.
Nos mostraba el terror que se sentía ya y la horda ya no rió mas.

Con la fuerza del rayo él atacó, tras él yo, hasta la tierra tembló.
Destrozaos en el suelo yacen ya. Nadie ataca nuestra libertad.

Y nunca más aquel prado verá una noche como la de un año atrás.
No se reunirá ya más la compañía, hay un amigo que tomó otra vía.

Como un águila ahora vuela él sonriendo a las estrellas de verdad.
Y su flauta sonando nos guiará hacia un alba que segura es ya.

Comenzaba el verano de hace un año y tan tranquilo andaba yo
cuando nos fuimos de un verde prado que mis ojos aún no han olvidado.

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